Uno, dos, tres, cuenta regresiva, puedo mirar hacia atrás y contar de dos en dos. Seguir mi camino, correr sin tapujos y gritarle a la vida que días como aquellos ya no volverán.
Tres, cuatro, cinco, todo viene, va, todo se mueve y soy la colina subterránea que se regocija en los pensamientos de quien me ama, me lo dicta por las noches y tomo apunte de todo aquello que toca su lengua de fuego.
Seis, siete, ocho. Juego al luche de los pensamientos, izquierda, derecha, cruzadas, los brazos, las piernas, las noches. De dos en dos, uno en uno los caminos, cada tres, cada cuatro, son seis, siete y ocho.
Y después de nueve o quizás diez besos, abrazos, lenguas, noches, puedo encontrar el revés.
Denisse*
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